ACBPhoto/Miguel Henriquez |
Nada más y nada menos que 25 puntos anotó, con 100% de acierto en tiros de 2, 50% en tiros triples y 24 de valoración. Y todo esto después de dos partidos sin jugar y con 6 kilos de menos, tras la pancreatitis que le tuvo en el hospital, Carroll volvió a la pintura con el traje de Superman para levantar el ánimo del equipo y a la afición de sus asientos en el Palacio de los Deportes.
El Estudiantes llegaba a la casa del Madrid en su tercera final consecutiva para seguir peleando por quedarse en la Liga Endesa. Había conseguido ganar a domicilio al Lucentum y en casa al Gran Canaria, lo que les hacía llegar con la moral muy alta para el derbi madrileño. Así lo demostraron durante todo el primer cuarto. Desdibujaron al Real Madrid y le dejaron a 17 puntos con un contundente 9 – 26 que dejaba claro que querían salvarse.
Entonces se preparó Jaycee para su regreso a la cancha después de dos partidos. Y lo hizo enchufado. Ocho puntos consecutivos dieron aire al Real Madrid, que despertó de su aletargamiento. Llull metió la séptima marcha para terminar de revolucionar el partido y Felipe Reyes fue la figura determinante en el último cuarto. El capitán fue el segundo más valorado (19) por detrás de Carroll y anotó 15 puntos y capturó 7 rebotes.
El Madrid se llevó el derbi por un ajustado 85-80, pero el guión habría sido muy distinto de no haber contado con el regreso del escolta norteamericano que ya se entrena con normalidad y, menos mal, porque si cabía alguna duda es necesario y un seguro para el Madrid. So, thank God you’re back, Jaycee.